Vivimos en un país donde no comprendemos muchas cosas. No comprendemos el racismo: "le dije negrito, o sea con cariño". "No hay que ser exagerados, el Negro Mama y La Paisana Jacinta son graciosos, no racistas". Y cuando nos hacen ver que en realidad si hay racismo, miramos con nuestros ojos vacíos sin entender y nos vamos a reír de otra cosa. 

Con el machismo pasa lo mismo. Vivimos en un país con los más altos índices de violaciones en el mundo. En el 2013 ocupábamos un vergonzoso tercer lugar en el mundo. Y esto no es un dato menor. Sin embargo no entendemos la relación entre el machismo y las violaciones. Creemos que solamente le pasan a las mujeres que van "provocativas" por la calle e incluso creemos que de cierta manera se lo merecen. 

El machismo es la punta del hilo. El abuso contra la mujer tiene dos puntos conectados. En un extremo está este periodista, Silvio Valencia, minimizando a las mujeres por ser mujeres, cosificándolas, llevándolas a un plano inferior cuando, como muestra, una juez de línea hace mal su trabajo por ser mujer y finalmente afirma que las mujeres están para ciertas tareas menores pero no para las superiores. Esa cosificación y menosprecio por la mujer es este primer extremo. Al otro extremo tenemos a las chicas Argentinas muertas en Ecuador. Sin embargo, en una sociedad donde la mujer es un objeto ya sea de deseo (modelos) o de culto (madres) no podemos entender esa relación. 

La periodista Alexandra Horler hace referencia al arresto diciendo que se lo llevaron como a un delincuente. Ante ello Gonzalo Nuñez pide una explicación y la invita a disculparse. En el caso de su compañero esto no aplica ya que las expresiones dadas por él son de otro nivel. No es tan simple como que todos nos equivocamos y podemos pedir disculpas.

Lo interesante es que el periodista en cuestión no se equivoca en sus comentarios. Lo que hace es una declaración de su posición sobre la mujer que la radio y sus compañeros avalan al seguir a su lado. Lo peligroso de esa posición es pensar que son mujeres, no hay que exagerar, solamente se les maltrató un poco por serlo. A reirse y pasamos a otra cosa. 

El final de este capítulo lo tenemos cuando el periodista en cuestión es arrestado por faltarle el respeto a una policía femenina. A estas alturas ya no se sabe si es parte del espectáculo o realmente hay un arresto formal. A estas alturas lo aplauden por despreciar a las mujeres y cuanto más se alimente esa idea más rating. Silvana Buscaglia fue condenada a seis años de prisión por faltarle el respeto a un policía, aparentemente su falta fue no ser periodista, con la prensa no te metas. Este periodista sale en veinticuatro horas ya que la palabra de los policías no valen nada, si no hay video entonces hay impunidad a falta de pruebas. Total ¿quién no se equivoca?

Lo real es que el Ministerio de la Mujer y la Sociedad Nacional de Radio y Televisión deberían sancionar al programa y al periodista por las declaraciones misóginas porque hoy es una opinión de desprecio para las mujeres, luego es una agresión a una policía que queda impune, mañana no sabemos. Total las mujeres son objetos para desear y maltratar. Algunos las desprecian públicamente por una radio por ser mujeres , otros les pegan un poco y unos cuantos las violan. No hay problema: ¡las discupas sinceras... y listo!