El Plagiario y el Doctor
César Acuña sería el más capacitado
“Yo nunca leo ni escribo”
Recuerdo cuando anunciaron la Ley Universitaria como la gran solución al nivel educativo peruano. El tema me interesa porque ya tengo doce años de docente y he podido ver una clara degradación en el nivel académico a nivel país del que todos somos conscientes. Desde la calidad de artículos de los diarios hasta los contenidos de la televisión es evidente que el conocimiento ocupa el último lugar en la lista de prioridades de la sociedad.
Dentro de la Ley Universitaria se han dado ciertas normas para los diferentes niveles en los que una persona puede enseñar. Por ejemplo, para ser docente universitario hay que tener “maestría” y para ciertos cargos el grado de “doctorado”. Hoy veía el caso de César Acuña y los plagios que ha realizado en sus tesis de doctorado y maestría y me quedaba claro que el problema es más que evidente: la ley tiene errores por generalizar.
El campo en el que yo me desarrollo es el de Ingeniería de Sistemas un poco hacia el lado de la programación y desarrollo de software. De pronto, cuando se dio la ley, muchos colegas se pusieron intranquilos pues una maestría no es nada barata y, lo cierto, es que los profesores universitarios no son los mejores pagados en la escala de ingresos en este país (y casi en ninguno si somos sinceros). Algunos de ellos incluso ya tienen más de cincuenta años y tienen familias con no pocos hijos. Entonces la preocupación es importante pues, para ellos, significa invertir varias decenas de miles de soles que recuperará muy en el largo plazo. Y a los cincuenta años una maestría difícilmente ayude a que encuentres un trabajo en la empresa privada.
Si nos ponemos a observar el panorama universitario actual hay muchas carreras que ni siquiera tienen graduados en el área. Así tenemos facultades de música cuyos profesores son graduados de filosofía, ciencias de la comunicación, arqueología. Entonces ¿cómo el título asegura la calidad de la enseñanza? No es que esas personas no sepan sobre su profesión pero la pregunta es ¿el título qué significa en este caso?
El espíritu de la ley es que el que forme a las nuevas generaciones tenga un conocimiento de nivel superior que permita formar a nuevos profesionales. Bueno, resulta que César Acuña tiene los grados necesarios. ¿Se imaginan la cantidad de César Acuñas que tenemos en las universidades? Por otro lado existen muchas carreras que no tienen cómo cumplir con esa norma. Por ejemplo las facultades que se dedican al arte supongamos que un profesor que pinta hace treinta años enseña los fundamentos de la pintura ¿podemos pedir que este pintor tenga una maestría? Podría ser la Maestría en Historia del Arte y Curaduría de la PUCP pero la pregunta es ¿de verdad para un profesor que enseña y pinta hace treinta años una maestría de este tipo le sirve para mejorar su conocimiento en el curso que dicta? Es posible que no. Con las ofertas limitadas en maestrías de arte lo más probable es que todos los profesores de la facultad tendrían que tener las mismas maestrías.
Al menos en el ejemplo expuesto tenemos alguna relación con la carrera pero hay casos muy graves. Por ejemplo las maestrías en ingeniería de sistemas suelen estar dirigidas a gestión. Esto principalmente por el tremendo forado que dejaron las matemáticas desde hace muchos años. Entonces, por ejemplo, un profesor de seguridad de sistemas ¿qué maestría podría seguir? O un profesor que enseña fundamentos de codificación ¿qué maestría puede aportar al nivel de enseñanza? Muchos de los profesores lo que hace es llevar un MBA que no usan para nada salvo para tener el título.
Si indagamos más profundamente vamos a encontrar ejemplos más terribles. Por ejemplo ¿cuántos profesores de las facultades que incluyen danza y actuación tienen maestrías? ¿Dónde pueden hacer una maestría que aporte a sus cursos? ¿Hay variedad de maestrías? Por ejemplo docentes ilustres como Alberto Ísola o Alonso Alegría ¿tienen maestrías? ¿Alguien puede decir que las necesitan para enseñar en la universidad? Posiblemente si tuvieran que sacar una maestría tendrían que sentarse uno frente al otro para darse mutuamente el grado.
Vuelvo a la imagen de César Acuña con su dificultad para expresarse. Su facilidad para la corrupción, la trampa y la “viveza”. Su poco aprecio por la lectura y la escritura y resulta que él es más que el ochenta por ciento de los profesores que tenemos. Él es el camino académico del Perú. De terror.
Creo que lo primero que se debe hacer es construir una base real docente donde podamos capacitar profesionales mediante becas en el extranjero y que sean ellos los que regresen a formar la base de la nueva docencia del Perú. En un país con un gran porcentaje de ignorancia obtener maestrías en masa no nos va a traer ningún provecho si es que alguien no certifica la calidad de las mismas y, sobre todo, la calidad del docente resultado del proceso.