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El fascinante poder de la ignorancia.

Publicado: 2015-05-23

Conversaba con unas personas sobre los terribles errores de la astrología y la total ceguera de las personas ante su influencia en ellas. Los cambios que esta ha debido realizar, debido a los descubrimientos científicos, han sido ignorados a tal punto que es una pseudociencia que no tiene punto coherente para sostenerse.

Por ejemplo, uno de los eventos más simpáticos es la personalidad de los planetas. Hace miles de años no existían las herramientas para entender por qué el planeta que ahora llamamos Marte era rojo o, mejor dicho, se veía rojo. No había forma de comprender que era una serie de factores totalmente explicables el hecho de que lo veamos de ese color. Es por eso que los antiguos decidieron que era de ese color porque era la manifestación del dios de le guerra. 

Hoy sabemos que no existe un dios llamado Marte. También sabemos que como cuerpo celeste no tiene ninguna influencia moral sobre la conducta humana, pero basta que un astrólogo nos diga que estamos influenciados por el planeta en este ciclo para que justifiquemos cualquier acto iracundo o cualquier deseo de lucha contra la adversidad. El dios de la guerra nos influencia. 

Conforme fue avanzando la conversación la defensa de la ignorancia se hizo cada vez más apasionada. Al principio no entendía por qué muchas personas se molestaban al verse cuestionadas en su creencia de que la Luna influye en su conducta y que estar bajo el influjo de Plutón significaba cambios. Cuando el pobre Plutón no solamente ha dejado de ser planeta sino que hay cuerpos más grandes y cercanos que deberían ejercer mayor influencia pero al no haberse visto en el momento adecuado pasan totalmente anónimos ante nuestros ojos. 

Cuando se mostraba que, debido a la falta de herramientas, los babilonios hicieron una sesgada interpretación inicial del cielo ya que muchos de los astros que, posteriormente nos influirían, no eran visibles la ira iba en aumento. Ni qué decir que ahora el firmamento ha cambiado a tal punto que las fechas zodiacales están, astronómicamente, totalmente movidas pues la ira llegaba casi a niveles religiosos. Cabe resaltar que como herramienta para medir los ciclos agrarios era excelente pues el cielo permanecía relativamente estático para los agricultores. En algún punto dicha utilidad fue reemplazada por la necesidad de que los astros nos digan nuestro futuro y definan nuestra conducta sin fundamento alguno. 

Observando la conducta de estas personas comencé a darme cuenta de que hay dos problemas con la ciencia. El primer problema es que requiere de un conocimiento previo que demanda esfuerzo. Para poder entender la incoherencia del uso del zodiaco para definir nuestro destino habría que leer y saber varias cosas que no se conocen intuitivamente. Justamente la idea del zodiaco es simplificar al mínimo la necesidad del conocimiento sustentado y maximizar el uso del pseudoconocimiento. No importa el por qué un cuerpo celeste como Marte nos influencia de una forma determinada. Lo importante es que lo hace. Cuestionarlo no es correcto. 

El segundo problema es que no deja que las personas participen. Cuántas horas de conversación podemos tener especulando con una luz vista en el cielo. En ese momento todos podemos ser doctos conocedores de temas como física, astronomía, exobiología, aeronáutica. Cubiertos por el deseo de resolver el misterio todos podemos rebuznar a plena potencia y seremos corregidos o apoyados por otras personas que rebuznan a la misma potencia o más. Pero ¡ay! que un escéptico cuestione las teorías sobre el origen de la luz pues será acribillado, no por defender lo coherente, sino por matar lo incoherente que es algo en lo que todos podemos participar. 

La frase que más disfruté de aquella velada fue "la ciencia no lo explica todo" pues, debido a ese pecado, tenemos el total permiso de que unas cartas nos digan lo que va a pasar, de que un fantasma nos visite por las noches y de hacer nuestra vida más interesante porque Leo pasa por la casa de Virgo y entonces hay fertilidad en tu vientre, obviamente. 


Escrito por

daso (Daniel Subauste)

Mulero convertido


Publicado en

Rincón del Insomnio

Un pequeño rincón donde se escriben ideas trasnochadas de noches sin poder dormir.