#ElPerúQueQueremos

El Abuso contra la mujer sigue impune

Condenamos con cárcel decir "mamita" en la calle pero un balazo es casual

Publicado: 2015-03-29

Hoy en día celebramos que el acoso callejero sea penado. Que existan leyes para proteger a las mujeres. Que un hombre no pueda masturbarse sobre una escolar. Hemos logrado dar un primer paso para que se detenga el terrible abuso contra las mujeres. Incluso nos excedemos y queremos cárcel para quien le diga "mamita" a una chica por la calle. Sin embargo un hombre puede balear a una mujer, a una madre y seguir no solamente libre sino además protegido mientras la víctima afirma temer por su vida. 

Hasta ahora recuerdo la primera vez que fui a una comisaría: una libreta electoral, una libreta militar, una tarjeta de débido del Banco de Crédito (sin saldo), un carnet universitario, entre otras cosas que no recuerdo ya, fueron las que tenía que registrar como robo en un bus. Antes ya me habían robado pero era la primera vez que tenía que hacer trámites y poner una denuncia policial. Nunca había entrado a una comisaría y realmente estaba algo nervioso. 

Hubieron dos cosas que me asombraron de ese trámite: la primera era la indiferencia de todos los policias. Yo llegaba con la noticia de que me habían robado cosas importantes y la actitud de la autoridad era: "puerta de la derecha, toma asiento y espera". 

Cuando esperaba en la sala ocurrió la segunda cosa que me llamó la atención. Una mujer lloraba casi en silencio. Cada cierto tiempo un sollozo rompía el murmullo general del lugar. Con un papel higiénico rosado, ya arrugado por el uso constante, se secaba la enrojecida cara de cuando en vez. 

Un policía se sentó en su escritorio y comenzó a sacar cuadernos y lapiceros: azul, rojo, una regla transparente de plástico y procedió a hacer una cuadrícula en el cuaderno. 

La mujer me miraba de vez en cuando. Lo que me impresionó era su mirada. Era como si una profunda pena la invadiera, como que la vergüenza la llenara, como si no supiera qué hacer con su vida pues la desgracia había llegado a su vida. Lo primero que pensé es que había sido violada hacía un momento o que la habían asaltado con pistolas y la había golpeado (en ese entonces no era tan común como ahora). Los policías pasaban y conversaban, se pedían datos unos a otros, preguntaban por personas por su apellido, nosotros éramos invisibles. Así habrá pasado una media hora. Nadie le hablaba a la mujer. Nadie le preguntaba por qué lloraba. Yo miraba asustado sin atinar tampoco a nada. 

De pronto la invitaron a sentarse y a contar lo que había pasado: su esposo le había pegado. Ella contaba que había sido cacheteada, empujada, pisada y pateada por un hombre. Este hombre no estaba ebrio según narraba ella, solamente estaba molesto. Estaban almorzando y discutieron, él se molestó, le tiró la comida que ella había preparado en la cara y la golpeó.  El policía se veía aburrido y apuntaba todo. Luego le pidió que se sentara a esperar un rato. Pasé al escritorio y ya se imaginan lo idiota que me sentí recitando las cuatro estupideces que me habían bolsiqueado comparado con esta mujer que lloraba en silencio y miraba a su alrededor como buscando respuestas de por qué su familia la había golpeado. 

Mientras esperaba a que apuntaran todo y pagaba el derecho de recibir una copia de mi denuncia la semana siguiente, pude ver que llegaba a la comisaria una mujer y un hombre que resultaron ser la cuñada y el esposo golpeador. Yo ya estaba afuera pero pude escuchar que, de manera tranquila pero tensa, le decían a la mujer que no denunciara nada y que todo iba a pasar y salir bien, que solamente había sido una pelea y que era exagerado ir a la policía. 

Finalmente ella salió de la sala con el cuerpo contraido y un rostro tenso con lágrimas en los ojos mientras el esposo la abrazaba como el ser más tierno y protector que uno pueda imaginar y la cuñada detrás conversando con el policía y explicándole que habían peleado pero no era nada grave sino que ella se había escapado molesta y por eso todo el problema: "yo estuve ahí, no pasó nada, solamente discutieron fuerte". 

Se fueron sin más y nunca me pude sacar de la cabeza el llanto silencioso de la mujer y siempre me pregunté qué habría sido de ella, de su mirada de miedo ¿le habrán vuelto a pegar? ¿habrá sido un hecho aislado? ¿vivirían felices para siempre?

En el Perú, las mujeres que tienen que enfrentar la indiferencia de la sociedad, son muchas. Algunas son "solamente" golpeadas, otras son maltratadas constantemente y, valgan verdades, otras símplemente se agarran a gritos con la pareja porque hay relaciones que van mal y punto. 

Sin embargo para mi hay un punto que separa una cuestión de parejas y una cuestión de abuso y es ese momento donde la mujer no pelea sino baja la cabeza resignada, asustada. 

Hoy pude ver a Carla Matto decir: 

"Rómulo me ha disparado, yo no sé nada, yo no hice nada, tengo dos hijos, yo nunca voy a decir nada. Yo no sé por qué me estás haciendo esto"

En ese momento apareció nuevamente esa mujer que lloraba en la comisaría y era arrastrada afuera por el marido. Vi a esa mujer violada por militares que va a presentarse a la comisaría para someterse a diversas humillaciones. Vi a la chica que es atacada sexualmente y tiene que escuchar "para qué se viste así pues, como puta". Vi a la universitaria caminando rápido y mirando al suelo porque tiene que pasar al lado de una construcción y le van a gritar frases sexualmente agresivas que tiene que aguantar en silencio. Vi a una mujer afirmando ser madre de dos hijos  y tener miedo de que la maten de un balazo. Estamos en una sociedad donde una mujer, una madre, una ex novia puede recibir un disparo, decir que tiene miedo de que la maten y no haber nadie detenido (luego de un disparo certero). 

El maltrato a la mujer no solo está institucionalizado sino que la capacidad de maltratar a una mujer parece estar directamente asociada a tu poder. Si eres poco poderoso como un comediante de TV venido a menos entonces puedes tener ciertos problemas si te excedes. Si eres poderoso entonces tienes el privilegio de usar armas y disparar a una mujer y que sea considerado un accidente. 

Tal vez ella sea en parte responsable por relacionarse con una familia conocidamente violenta pero ninguna mujer, ninguna madre, merece recibir un disparo por ello. Una persona desarmada recibe un disparo, la persona afirma que la trataron de matar, es un accidente afirman los poderosos. El culpable con poder hace lo que quiere.

Es el momento en que Natalia Málaga debe chocarle el carro a Rómulo León padre e hijo, es el momento donde las actrices activistas del feminismo hacen una marcha, es el momento donde la Ministra le entrega una tijera a Carla Matto para que se defienda, es donde los "chéveres" del twitter hacen un hashtag #TodosSomosCarla, no es hora del silencio, justamente ahora es donde se deben escuchar las voces.   

¿Tendrá el Poder Judicial más poder que el Poder de la Corrupción?. Este caso nos va a dejar claro si es que la ley realmente tiene algún poder real o si es que todos tenemos que ser corruptos para llevar pistolas y abrirnos camino a punta de disparos hacia la justicia. No es posible que decirle "mamacita" a una mujer sea condenable y balear a otra sea perdonable. Creo que hasta Macondo tiene un límite


Escrito por

daso (Daniel Subauste)

Mulero convertido


Publicado en

Rincón del Insomnio

Un pequeño rincón donde se escriben ideas trasnochadas de noches sin poder dormir.