¿Por qué me interesa el caso Fefer?
El mayor reality de nuestros tiempos.
"¿Qué haces leyendo esas tonterías?" me increpaba un amigo que veía con cara de asco una infografía sobre el caso Fefer. Desde ese momento comencé a cuestionarme el que me llamara tanto la atención ese caso. Había dos cosas que me intrigaban al respecto: La primera era como dos, prácticamente adolescentes, habían elaborado un crimen "perfecto" que ponía a la policía y al poder judicial en el ridículo papel de querer y no poder demostrar la culpa de las acusadas.
Tomando en cuenta que el papel de la policía es encontrar las pruebas y detener a los culpables y que el papel del poder judicial es, por un lado, demostrar un vínculo entre el cadáver, motivo y arma para poder declarar al culpable y, por el otro defender a los acusados hasta que se demuestre su culpabilidad, todo esto visto desde el punto neutral de un juez que, basado en las pruebas, decide y da sentencia, desde mi punto de vista algo estaba trastocado.
El caso se había convertido en un linchamiento mediático a dos chicas que, inocentes o culpables, eran acusadas de asesinas con un montón de pruebas que casi las convertían en las dos criminales más peligrosas de los últimos tiempos pues habían matado a una mujer, madre de una de ellas, para hacerse con millones de dólares en dinero, empresas y bienes. Era un plan digno de una película, con viajes al extranjero, contactos con redes internacionales de narcotráfico y hasta un tío mediático como lo es alguien que se apellida Manarelli (por el recordado caso Calígula que dio origen a una miniserie muy exitosa), TV la mesa está servida. Todos daban por culpables a estas dos chicas con argumentos como: "los homosexuales son gente peligrosa", "ah mira los ojos de loca que tiene", "se le ve fría cuando habla de su madre".
Por el otro lado estaba el hermano, Ariel Bracamonte, en algo que parecía ser una guerra contra el mundo para encontrar al culpable cueste lo que cueste y las opiniones sobre él eran: "qué inteligente", "se le ve culto", "es coherente, habla muy bien". Hasta ahí estaba claro que ya teníamos un ganador. Las dos asesinas habían sido descubiertas y la verdad y la justicia se habían impuesto.
Pero algo raro pasó. De pronto gente "conocida" de la televisión y la prensa comenzaron a demostrar, en favor de Eva Bracamonte, que muchas pruebas eran mentira. Bibiana Melzi aparecía mostrando los resultados de una investigación sobre el caso donde se demostraba la dudosa procedencia de la información que vinculaba a Eva con el supuesto sicario. July Naters daba una entrevista contando el otro lado de la historia que nunca se había escuchado.
Y se desató la locura. El hermano se puso a bailar en la televisión concursando contra otras personas famosas, Gisela Valcarcel opinaba, Pachi Valle Riesta opinaba, la gente se preguntaba si volvería a bailar Ariel que era uno de los héroes del show (el término héroe con el que el programa nombraba a los famosos que ayudaban a una causa no es poca cosa en este caso aunque te pueda pasar desapercibido al inicio) , el circo romano se desató ya en toda su furia. Ariel dijo que contrató a una agencia de imagen, por el otro lado aparecieron más personajes conocidos defendiendo a Eva y el tema, que ya era de interés nacional, llenó las primeras planas de la prensa casi a tiempo completo.
Sin un orden específico de ocurrencia de los hechos me puse a ver todo en retrospectiva y mientras veía la penosa actuación de la fiscal y el abogado defensor de Trujillo Ospina siendo humillados por el jurado antes las cámaras. ¡Al fin caí en la cuenta!: No estamos ante un caso penal, judicial o legal, estamos ante el último y más moderno formato de reality que la televisión ha creado. Ariel Bracamonte no bailaba por ganar o por figurar, bailaba para que lo quieran y la prensa y la gente le den la razón. Con lágrimas, convulsiones, peleas con periodistas en vivo, lo que las partes estaban intentando lograr (intencionalmente o no) es que la gente los quiera y vote por ellos pues de eso dependía la decisión de los jueces y la opinión de los abogados cuyas pruebas, ahora que escucho a la fiscal me queda claro, se basan en lo que han leído en Caretas, El Trome, Aja (¿a nadie más le da miedo?).
Muchos de los argumentos de los abogados y fiscales no son ciertos. Son sacados de la prensa que con el uso de "habría" pueden publicar lo que más llame la atención: "Lo habrían empujado" rezaba un titular con la foto de Ciro Castillo, "Habría fugado" gritaba otro titular con la foto de Giulana Llamoja, "Tenía amantes" mostraba orgulloso un diario junto a la foto de Rosario Ponce. Finalmente lo que importa es lo que el público piense es verdad. Aquí la frase "estar sentenciado", término robado del poder judicial por la televisión, ha regresado a ella transformada en una verdad absoluta: si la prensa te lapidó y el pueblo se lo cree estás condenado. Aquí la palabra "reality", término robado del mundo real por la televisión ha regresado transformado en una verdad absoluta: si no gustas en la televisión y no le gustas al pueblo estás condenado.
Comparaba este caso con el de Giuliana Llamoja, la mujer que con su mano mató a cuchilladas a su madre (49 cuchilladas para ser preciso). Ella también tiene un hermano, Luis Llamoja, que también es su principal enemigo pues ella mató a su madre (ella sí mató a su madre de verdad!) y fue condenada a 20 años, luego se le bajó a 12, luego se le dejó libre... ¿alguien entiende?. Por un lado tenemos a una chica que mató de 49 puñaladas a su madre, hecho contundente y demostrado y por el otro tenemos a una chica que se supone contrató a un sicario para que mate a su madre pero no se puede demostrar, solamente hay sospechas que van desde un viaje a un país donde el sicario podría haber estado hasta un perro faldero que no ladró durante el asesinato y como no ladró tiene que haber sido ella.
Leo ambos casos y quedo desconcertado hasta que veo las fotos. Llamoja siempre está sonriente, femenina, "rica". Eva está siempre con el rostro sombrío, mirada dura, rostro neutro. Y no es que la primera esté feliz por haber matado a su madre con sus propias manos, cosas que hizo, mientras que la otra esté con la vida destrozada, no, lo que para el pueblo pasa es que la primera es femeninamente traviesa (ay, ya te hemos dicho que no apuñales a mami) y la segunda es una lesbiana maquiavélica (así son los homosexuales, peligrosos). En ese momento me arrepiento de todo lo que pensé que Ariel bailando, de Rosario desfilando, de Llamoja leyendo sus poemas en el programa de Bayly, de Eva diciendo ante cámaras entre lágrimas que Liliana era su novia. Esto no es el Poder Judicial, esto no la ley, esto es la TV y no gustarle al público puede significar la diferencia entre irte treinta años a prisión o que te den libertad a pesar de matar a puñaladas a tu madre. ¿Y por qué me interesa? por que siento que hay que estar preparados, un accidente en la calle donde casualmente causas daño a una anciana mendiga, atropellas a una madre embarazada porque ella cruzo por debajo de un peatonal a la una de la mañana, te defiendes de un ladrón que resulta que alimenta a su madre paralítica o simplemente abres la puerta a llamada equivocada y los reflectores van a alumbrarte y la cámara va a tomarte y los medios van a decidir si eres culpable o inocente y van a escribir con muchos "habría" tu caso y con eso los jueces van a decidir ¿estás preparado para tu Camino a la Cana?.